· Una adecuada alimentación en nuestros niños(as) proporciona la base necesaria para garantizarles un buen desarrollo físico, psíquico y social.
· El tipo de alimentación que damos a nuestros niños(as) durante los primeros años de vida, tendrá un efecto profundo en su salud, en su habilidad para aprender, para comunicarse, para pensar analíticamente, para socializarse efectivamente y para adaptarse a nuevos ambientes y personas.
· Una buena nutrición, es la primera línea de defensa contra numerosas enfermedades infantiles, que pueden dejar huellas en nuestros niños(as) de por vida.
· Una buena nutrición y una buena salud, están directamente conectadas a través del tiempo de la vida, pero la conexión es aún más vital durante la infancia. Es en este periodo que los niños podrán adquirir buenos hábitos durante la comida en lo que se refiere a la variedad, al sabor, etc.
· Los efectos de la desnutrición en la primera infancia (0 a 8 años) pueden ser devastadores y duraderos. Pueden impedir el desarrollo conductual y cognitivo, el rendimiento escolar y la salud reproductiva, debilitando así la futura productividad en el trabajo.
· Los hábitos alimenticios se adquieren en el entorno familiar, empiezan a formarse desde el nacimiento y se desarrollan en la infancia y adolescencia, determinados por los hábitos de los padres.
· Las costumbres nutricionales adquiridas en la niñez, se modifican muy poco en los años posteriores, por lo que los hábitos alimenticios individuales, en la mayoría de las personas mayores, son prácticamente iguales a los adquiridos en las primeras etapas de su vida.
· El tipo de alimentación que damos a nuestros niños(as) durante los primeros años de vida, tendrá un efecto profundo en su salud, en su habilidad para aprender, para comunicarse, para pensar analíticamente, para socializarse efectivamente y para adaptarse a nuevos ambientes y personas.
· Una buena nutrición, es la primera línea de defensa contra numerosas enfermedades infantiles, que pueden dejar huellas en nuestros niños(as) de por vida.
· Una buena nutrición y una buena salud, están directamente conectadas a través del tiempo de la vida, pero la conexión es aún más vital durante la infancia. Es en este periodo que los niños podrán adquirir buenos hábitos durante la comida en lo que se refiere a la variedad, al sabor, etc.
· Los efectos de la desnutrición en la primera infancia (0 a 8 años) pueden ser devastadores y duraderos. Pueden impedir el desarrollo conductual y cognitivo, el rendimiento escolar y la salud reproductiva, debilitando así la futura productividad en el trabajo.
· Los hábitos alimenticios se adquieren en el entorno familiar, empiezan a formarse desde el nacimiento y se desarrollan en la infancia y adolescencia, determinados por los hábitos de los padres.
· Las costumbres nutricionales adquiridas en la niñez, se modifican muy poco en los años posteriores, por lo que los hábitos alimenticios individuales, en la mayoría de las personas mayores, son prácticamente iguales a los adquiridos en las primeras etapas de su vida.